martes, 13 de enero de 2009

Crisis financiera mundial.

Crisis financiera mundial. Administracion Financiera.

Sacude al mundo la incertidumbre sobre la magnitud y consecuencias de la debacle financiera en curso. Para quienes venimos alertando hace mucho tiempo sobre la inequidad del sistema, no es una novedad. Se repiten una y otra vez las crisis, producto de la especulación y ambición sin límites.
En los "centros de poder" se fabrican burbujas que rápidamente, con el visto bueno de los grandes Bancos de Inversión, se expanden por todo el mundo. Se inflan precios, se valorizan hipotecas basura, se califica "a la baja" a los países emergentes y de esa manera se succionan fondos hacia dichas inversiones en desmedro de la economía real.
Por lo tanto, el problema no es solamente la crisis financiera sino mucho más profundo: es la crisis de un sistema basado principalmente en la codicia, en la sobreexpansión del gasto suntuario y ocioso y centralmente en la regresividad redistributiva. El núcleo duro del problema está en la inequidad extrema del sistema: compulsión al consumo excesivo, compulsión al endeudamiento, en una compulsión empujada fuertemente por la codicia, quizás el peor de los pecados capitales.


Las "carteras hipotecarias"

En esta oportunidad, el detonante han sido las emisiones privadas de títulos respaldados por carteras hipotecarias en EE.UU. Habitualmente la "cartera" estaba formada por un 52% de hipotecas de bajo riesgo (clase A), un 14% de riesgo intermedio (clase B) y un 34% de alto riesgo (clase C). Esos porcentajes ya en el primer semestre de 2006 habían variado a 26% (clase A), 30% (clase B) y 44% (clase C). Al amparo de emisiones de títulos de los grandes Bancos de Inversión Lehman Brothers, Bear Stearns, Goldman Sachs y otros, esos porcentajes en el primer semestre de este año mostraban una composición insostenible: 19% (clase A), 31% (clase B) y 50% (clase C).
La inflación y la sobrevaluación artificial de las viviendas erosionaron la capacidad de pago de los deudores y el "castillo de naipes" se derrumbó. Las ahora mundialmente conocidas Fannie Mae y Freddie Mac comenzaron a tener serios problemas de cobranza, los deudores a tener cuotas imposibles de atender, las viviendas a perder valor al "pincharse la burbuja" y lo demás ya es conocido.
En el corazón del mundo capitalista, donde el mercado es ley, tuvo que "intervenir" el Estado, hacerse cargo de Fannie, de Freddie, de la aseguradora AIG, y apoyar con fondos a quien compró el J.P. Morgan. Por supuesto, todo con recursos de los contribuyentes.
No pudo hacer lo mismo con los Bancos de Inversión Bear Stearns y el todopoderoso Lehman Brothers, que pocos días antes había "calificado" a la baja a Argentina, y no mereció "compasión" del gobierno de EE.UU. Lo dejó caer, por indefendible y corrupto.
En la plantilla gerencial, como evaluador, y especialmente dedicado a atender, aconsejar e informar a inversores argentinos, está el señor Mondino, ex Nº 1 de la Fundación Mediterránea. A sus "visitantes" los alertaba sobre la "grave e insostenible situación de Argentina" y les aconsejaba invertir en títulos emitidos por el Banco de Inversión que representaba y acaba de quebrar. Como su mentor y amigo ÄDomingo Felipe CavalloÄ siempre tienen trabajo bien pago en el exterior, desde donde hacen lobby activamente contra el país, salvo en los momentos en que ellos son los que dirigen la economía y manejan el "negocio".


¿Y ahora?

La situación es compleja. El presidente George W. Bush no puede disciplinar a los representantes de su partido. Al secretario del Tesoro lo comprenden las "generales de la ley": fue hasta asumir el actual cargo, directivo del Banco Goldman Sachs que lo premió con 38.500.000 millones de dólares, por su trabajo eficiente en otras "burbujas especulativas". Obama y McCain están "de campaña". Al proyecto de "salvataje" original se le hicieron cambios y se lo maquilló para lograr los votos necesarios.
En Europa, los bancos en problemas han sido "salvados o absorbidos" por los respectivos gobiernos. Japón, Rusia, India y China también hicieron lo mismo. Todos miran hacia EE.UU. y esperan. Se nota claramente la falta de coordinación y liderazgo. Y la propensión a no asumir el fondo del problema. Resulta común escuchar que hay que "eliminar las hipotecas tóxicas", como si con eso bastara. Pero cuidado, en las otras crisis les dio resultado. Una vez superadas, los creadores de burbujas e inversiones especulativas volvieron a lo suyo. Y vaya si lo han conseguido.
Es de esperar que en esta oportunidad se actúe con más seriedad y profesionalismo. Que el "paquete de medidas" además de los cientos de miles de millones de dólares contengan métodos de control y regulación para defendernos de la timba especulativa y apuntalar la economía real.
Las perspectivas de la economía mundial son bastante preocupantes. En los países desarrollados, los pronósticos inflacionarios son superiores a los de los países emergentes. Obviamente entre los emergentes figuran India y China y eso "aplasta" el indicador promedio.
Situación en nuestro país.
Toda esta situación nos lleva a preguntarnos cómo repercutirá la crisis en nuestro país. Cuán firmes o cuán vulnerables estamos. Qué medidas tomamos y cuáles están en curso.
Nos parece que ante una bancarrota financiera de la magnitud de la actual Äsolamente comparada con la de los años '30Ä Argentina está absolutamente mejor "equipada" que en otras oportunidades.
Sólidas reservas y superávit fiscal son datos de la realidad antes inexistentes. Mayor actividad económica, menor desocupación, mejora institucional a partir de que el Congreso Nacional recobró protagonismo y mayor vocación al diálogo.
Asimismo, la decisión de arreglar las cuentas pendientes con el Club de París (están vencidas desde el 30 de octubre de 1983) y hacer un nuevo canje para los bonos que no ingresaron oportunamente, son pasos que mejorarán las perspectivas para las inversiones y el crédito, todo a través de leyes que deberá discutir nuestro Parlamento.
En otros aspectos, creemos que deben encararse sin demoras correcciones importantes: el Indec debe ser lo antes posible un organismo serio, transparente y que brinde información fidedigna. Debe articularse un programa superador con los productores del campo, fijarse con claridad una política industrial, con voluntad y espíritu integrador, armonizar una nueva ley de coparticipación federal, e ir restringiendo los poderes especiales en el manejo de los fondos públicos.
Sigue pendiente Äes un deuda no sólo del gobierno de turno sino de Argentina todaÄ un programa de desarrollo nacional. Una economía que crezca, que incluya, que integre, que genere puestos de trabajo genuinos y de calidad.
Somos optimistas. Sabemos que hay muchos obstáculos, internos y externos. Pero también sabemos que hay razones objetivas para, a través del diálogo serio y constructivo, transitar el camino de la transformación y la esperanza.


Por Miguel Kilibarda.

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